Es la carencia de hemoglobina en la sangre y afecta a más del 30 % de las mujeres en edad fértil.
La forma más común de prevenirla es con una alimentación rica en hierro y el cambio de algunos hábitos alimenticios.
Causa calambres a la hora de dormir, fatiga, cansancio, palidez extrema, dificultades para concentrarse y problemas de memoria. También dolores de cabeza frecuentes y piel, uñas y cabello deslucido. La suma de algunos de estos síntomas hace que el día a día sea una tarea más que dificil.
La anemia si bien es un mal silencioso está presente en su mayoría en las mujeres debido a las mestruasiones y a los embarazos recurrentes, a las dietas desequilibradas y a los malos hábitos alimenticios, pero también puesde estar presente en niños, mujeres y hombres de cualquier edad.
El las mujeres mayores, la anemia se asocia a la perdida de sangre a traves del aparato digestico, ya sea por úlceras, divertículos, emorroides.
La causa más frecuente es la deficiencia nutricional de hierro, de ácido fólico o vitamina B12 y las hemorragias. Por otro lado ciertos hábitos como el uso indiscriminado de café y mate atentan contra la fijación del hierro porque inhiben su absorción. Por eso lo mejor es consumir estas infusiones lejos de las comidas.
El hierro está presente en las carnes rojas, en el huevo y en algunas legumbres y vegetales, sobre todo aquellos de color verde oscuro como la acelga, la espinaca y el brócoli, pero el hierro de origen vegetal se absorbe menos que el de las carnes por eso un plato de legumbres o vegetales no reemplaza a la carne vacuna. Hay alimentos que facilitan su absorción como los cítricos , el tomate, y otros que contengan vitamina C y B.
La deficiencia de hierro se detecta mediante análisis de sangre (ferritina sérica), que determina la reserva de hierro del organísmo además de otros estudios que miden la circulación en el torrente sanguíneo.
Cuando la tiroides produce mayor o menor cantidad de hormonas requeridas, pueden aparecer el hipo o el hipertiroidismo. Las enfermedades de esta glándula afectan más a las mujeres que a los hombres. Diagnosticarlas a tiempo es fundamental para evitar complicaciones, sobre todo las relacionadas con el embarazo. Aquí, la palabra de los especialistas.
La tiroides es una glándula que forma parte de un sistema perfecto que mantiene en equilibrio el funcionamiento del organismo. Está ubicada en la parte delantera del cuello y mide unos 5 centímetros. Si produce menos hormonas, ocurre una alteración funcional llamada hipotiroidismo. En cambio, si produce demasiada cantidad, el trastorno se denomina hipertiroidismo. Las mujeres son las más afectadas. “La relación es de 3 mujeres a 1 hombre, y prevalece más el hipo que el hipertiroidismo –asegura el doctor Fabián Pitoia, médico endrocrinólogo, jefe del Grupo Tiroides de la División Endocrinología del Hospital Clínicas José de San Martín y miembro de la Sociedad Argentina de Endocrinología–. Se estima que alrededor del 10 % de la población padece patologías tiroideas relacionadas con el híper y el hipotiroidismo, mientras que el 40 % presenta nódulos en la tiroides que pueden o no afectar su funcionamiento. De ese 40 %, un 3 % desarrollará a lo largo de su vida cáncer de tiroides, el cual tiene un pronóstico muy benigno”. El especialista niega que haya un aumento de estas patologías. Sin embargo, considera que hoy el médico clínico está más alerta a estas cuestiones y el análisis de sangre que evalúa el funcionamiento de la tiroides es parte del screening de rutina.“El hipotiroidismo es la disminución de la función de la glándula. La causa más frecuente es una enfermedad autoinmune llamada tiroiditis de Hashimoto, que inflama la glándula”, explica Pitoia. Otro causa puede estar relacionada con un daño en la glándula pituitaria o hipófisis: ésta le indica a la tiroides cuánta hormona debe producir. Cuando fue dañada por un tumor, radiación o cirugía, no puede “darle instrucciones correctas” a la tiroides y, por lo tanto, deja de producir suficiente hormona. También hay que tener en cuenta los nódulos que pueden causar tiroiditis de Hashimoto o, por el contrario, enfermedad de Graves, que provoca hipertiroidismo. Los nódulos suelen crecer gradualmente y aumentar su actividad, aunque la mayoría de ellos no causan ningún síntoma. Se descubren durante el examen del cuello, y si aparecen, el médico indicará un punción de tiroides con aguja fina, un centellograma tiroideo y una ecografía de la tiroides para determinar si son benignos o no. Si se sospecha que un nódulo es canceroso, deberá ser eliminado quirúrgicamente; en cambio, si es benigno, no se lo extrae pero se lo controla cada 6 meses o anualmente, de acuerdo con la consideración del médico.Cuando los niveles de hormona están bajos, los procesos corporales comienzan a funcionar con lentitud. Si bien la persona empieza a sentir cierta intolerancia al frío, se fatiga más fácilmente y su piel se reseca, “rara vez se puede hacer el diagnóstico en forma clínica ya que los síntomas pueden confundirse también con un cuadro de estrés, así que son necesarios los análisis de sangre”, señala Pitoia. No existe una cura para el hipotiroidismo y debe ser tratado con tiroxina (que contiene una hormona exactamente igual a la T4 producida por la tiroides) de por vida y se deberá controlar con la prueba de TSH regularmente. “Si se toma la dosis adecuada diaria, se puede mantener controlado su hipotiroidismo y los síntomas mejorarán”, asegura. La glándula debe disponer de yodo para producir hormona. El yodo entra en el cuerpo con los alimentos y viaja a través de la sangre hasta la tiroides. Ingerir demasiado yodo puede causar o agravar el hipotiroidismo.
Cuando todo se acelera
El hipertiroidismo se da cuando existe demasiada hormona tiroidea en el organismo, lo cual provoca que toda función del cuerpo se acelere. “Los síntomas, en este caso, son más claros que en el hipotiroidismo –explica Pitoia–. Aparece nerviosismo, irritabilidad, aumento de la transpiración, palpitaciones, temblor en las manos, ansiedad, dificultad para dormir, adelgazamiento de la piel, cabello fino y quebradizo, y debilidad muscular. Todos estos síntomas son muy visibles. Cuando el médico ve al paciente –que generalmente tiene las manos sudorosas, los ojos saltones y es verborrágico–, se da cuenta de que está frente a una persona con hipertiroidismo”. La causa más frecuente es la enfermedad de Graves, causada por anticuerpos en la sangre que estimulan a la glándula tiroides a crecer y a segregar exceso de hormona; o también por nódulos tiroideos. Para el hipertiroidismo no existe un tratamiento único, sino que depende de la edad y de la situación de cada paciente. Las drogas antitiroides (metimazol o propiltiouracilo) funcionan muy bien en pacientes con enfermedad de Graves; en cambio, en los pacientes que presentan nódulos, se usan como preparación para el tratamiento con yodo radiactivo o con cirugía. El yodo radiactivo daña las células tiroideas que producen la hormona, se administra por vía oral (una única vez) y es eliminado en la orina. Los nódulos no reducen su tamaño, pero la mayoría de los pacientes, luego de este tratamiento, empiezan a padecer hipotiroidismo, que deberá ser tratado con un suplemento de hormona tiroidea. El tercer tratamiento es la cirugía: se remueve la mayor parte de la glándula, con lo cual el paciente desarrollará hipotiroidismo (al igual que en el caso anterior, los niveles de hormona se equilibrarán con el suplemento diario de tiroxina). También hay una clase de medicamentos conocidos como betabloqueantes (obstruyen la acción de la hormona), que mejoran las síntomas ya que son eficaces para bajar la frecuencia cardíaca, los temblores y el nerviosismo, aunque no disminuyen los altos niveles hormonales en la sangre. En cuanto a las consecuencias, “el hipotiroidismo en los adultos no reviste demasiado gravedad, pero sí en la lactancia, ya que las hormonas son necesarias para el desarrollo neurológico del bebé. Por este motivo, cuando el bebé nace se le hace el análisis de rutina del hipotiroidismo congénito (se le extrae sangre de su talón). Si el diagnóstico es positivo (1 de cada 4.000 bebés nace con este trastorno), se lo trata de inmediato y el cuadro es reversible. En cambio, sin tratamiento en los dos primeros años de vida, el bebé puede quedar con retraso mental. El hipertiroidismo puede presentar mayores consecuencias relacionadas con las cuestiones cardíacas, pero con el tratamiento adecuado no acarrea complicaciones”, asegura Pitoia. En cuanto a la llamada “tormenta tiroidea” (los síntomas de hipertiroidismo exacerbados provocan la descompensación del paciente), antes constituía el 1 % de las consultas hospitalarias; hoy, es difícil verla ya que se diagnostica a tiempo y se controla la enfermedad de manera más eficaz.Pitoia insiste en que “a partir de los 35 años cada cinco, siempre y cuando el paciente no presente síntomas, debería chequearse el funcionamiento de la tiroides”. Y recomienda efectuarse el autoexamen de nódulos tiroideos: “La persona tiene que pararse frente a un espejo, estirar el cuello y tragar agua observando si en la parte baja del cuello aparece una protuberancia que llame su atención. Si es así, consultar de inmediato con el especialista”.Tanto en el hipo como en el hipertiroidismo, la influencia familiar es fundamental. “Si bien no hay manera de prevenir esta enfermedad, de haber antecedentes es conveniente buscar la presencia de anticuerpos en la sangre mediante análisis clínicos, que de alguna manera van a indicar el desarrollo de la enfermedad en el futuro. Esto puede ayudar a controlar el funcionamiento hormonal a tiempo”, asegura Pitoia y hace una salvedad: “En el caso de los nódulos y el cáncer de tiroides, no incide el factor hereditario”.
Hormonas y embarazo
Graciela Jahn, investigadora del Conicet y directora del IMBECU (Instituto de Medicina y Biología Experimental de Cuyo), estudió la relación de las hormonas tiroideas con el embarazo y encontró que las disfunciones de la glándula podrían causar infertilidad. “La mujer con hipo o hipertiroidismo tiene problemas durante la concepción, gestación y lactancia”, afirma Jahn a Para Ti. Por este motivo, recomienda un chequeo, especialmente en las mujeres que no pueden quedar embarazadas. Advierte que “el hipertiroidismo subclínico (leve) se puede agravar durante el primer trimestre del embarazo y luego atenuarse; en cambio, el hipotiroidismo se agrava al final del embarazo”. Por otra parte, asegura que el hipotiroidismo tiene un riesgo altísimo de aborto durante el primer trimestre, y con el hipertiroidismo, la gestación y el tiempo de lactancia se acortan. Actualmente están investigando la calidad de la leche materna en mujeres con patologías tiroideas y la tasa de crecimiento de sus bebés. Además, explica que “el metabolismo de las mujeres hipertiroideas, hacia el final del embarazo, se normaliza, pero luego del parto se desencadena de golpe, lo cual puede ser sumamente peligroso. Por este motivo, los médicos deben estar alertas a las condiciones metabólicas de la mujer después del parto”.
Belleza y Salud by Partyandhome