La enfermedad Celíaca
Es el resultado de una intolerancia al gluten que es una proteína existente en las harinas de trigo, avena, centeno y cebada (T.A.C.C.).
En condiciones normales todo alimento ingerido debe pasar por un proceso de digestión que lo degrade en partículas más pequeñas para que éstas puedan ser luego absorbidas. Esta absorción de alimentos tiene lugar en el intestino delgado y para que esto sea posible es necesaria la existencia de vellosidades que, a su vez, podríamos comparar con raíces microscópicas que cuelgan en el interior del intestino. Su papel en la absorción es similar a la que realizan las raíces de los árboles siendo la longitud de éstas esencial para que dicha absorción se produzca en mayor o menor grado. Cuando la longitud vellositaria se acorta, la absorción se reduce y la nutrición queda comprometida.Esto es lo que sucede en la Enfermedad Celiaca. Esta mala absorción de alimentos o atrofia severa de las vellosidades del intestino delgado trae transtornos, predominantemente digestivos, como diarrea, vómitos, pérdida de peso, cambio de carácter, anemia, etc. .
La frecuencia con que se presenta la celiaquía tiene un promedio aproximado de 1 de cada 1.000 nacidos y aunque la intolerancia al gluten es genética (hereditaria),no siempre se encuentran antecedentes familiares. Si en una familia aparece un caso de celiaquía, es probable que la padezcan otros familiares, al menos con mayor probabilidad que en la población en general. Esto no implica, sin embargo, que obligatoriamente vaya a padecerlo. Puede suceder que esta enfermedad se manifieste en estos familiares de una manera atípica (con síntomas algo diferentes a lo habitual o incluso asintomáticos). La celiaquía es un enfermedad permanente y controlable si se detecta. La diarrea consiste en heces muy voluminosas y pálidas (no necesariamente numerosas) y se acompaña de vómitos, distensión del vientre, malestar general, pérdida de peso y cambio de carácter (malhumorados). En las formas más graves (crisis celíaca) se produce deshidratación, hematomas en la piel, hemorragias digestivas y edemas (retención de líquidos). Sin embargo el problema puede desarrollarse en la edad adulta.
De la celiaquía se ha dicho que es la gran simuladora pues puede presentarse con síntomas que en nada o poco recuerdan a la forma clásica de la enfermedad. Unas veces se añaden a trastornos digestivos pero en otras, éstos están en un segundo plano o, incluso, pueden faltar. El caso extremo sería la existencia, no ya de diarrea, sino de estreñimiento severo como manifestación de la enfermedad. A continuación se enumeran algunas posibilidades:
Descalcificación (osteoporosis), Dolores óseos, Fracturas espontáneas, Alteración en el esmalte de los dientes, Úlceras recurrentes en la boca, Trastornos de la piel (dermatitis herpetiforme), Pelo escaso o que se cae y desvitalizado, Trastornos neurológicos y psiquiátricos: Cefaleas (dolores de cabeza), neuralgias (dolor de una zona de la piel por afectación de nervios), epilepsia, depresión, Trastornos hematológicos: Anemia rebelde, hemorragias, Trastornos reproductivos: Esterilidad, abortos de repetición, Trastornos articulares: Dolores articulares, artritis (inflamación de articulaciones).
La existencia de síntomas como los anteriormente despcritos (diarrea prolongada, vómitos, pérdida de peso, cambio de carácter, etc.) unidos a alteraciones analíticas (anemia, falta de hierro, elevación de anticuerpos mas o menos específicos de la enfermedad, pérdida excesiva de grasa en las heces, etc.) permiten sospechar la enfermedad pero, en absoluto, permiten hacer el diagnóstico definitivo. Este se basa, inevitablemente, en la realización seriada de biopsias intestinales, que consisten en la obtención de una muestra de la mucosa del intestino delgado (duodenoyeyunal). En la mucosa intestinal de un enfermo celíaco no tratado, las vellosidades están atrofiadas, es decir aplanadas. En el celiaco tratado adecuadamente, la mucosa llega a normalizarse resultando indistinguible de la de un individuo sano.
No siempre se puede diagnosticar la celiaquía en la primer biopsia, a veces son necesarias mas para hacer un diagnóstico seguro. Se debe comprobar que la supresión del gluten haya conseguido la normalización de las vellosidades y su única forma es por endoscopías con biopsia.
El único tratamiento tras el diagnóstico de esta enfermedad es una dieta desprovista completamente de gluten y llevada rigurosamente. Esta dieta no sirve para curar sino para controlar. De modo que, con ella, se consigue la completa normalización clínica que la padece y evita las posibles complicaciones a corto, medio o largo plazo.
No se puede suspender esta dieta, es de por vida y no hay medicación que la controle.
La dieta sin gluten
Para ello es preciso conocer cuales son los alimentos que lo contienen y cuales no.La industria alimentaria ofrece alternativas sin gluten a alimentos tan comunes como el pan, la pastelería, las pastas italianas, etc., que en su estado natural sí contiene gluten. El aspecto y el sabor de estos preparados es bueno pero el costo es elevado.Los alimentos que con seguridad contienen gluten, ESTAN PROHIBIDOS y son todos aquellos productos elaborados con T.A.C.C.Los alimentos que no contienen gluten están SOLAMENTE PERMITIDOS PREVIO INFORME EXPRESO DEL FABRICANTE DE QUE NO CONTIENEN GLUTEN. Los alimentos SIN gluten. PUEDEN CONSUMIRSE LIBREMENTE y son:
Leche y derivados lácteos (queso, mantequilla, requesón, nata)que tengan el logo autorizándolos.
Carne, pescado y mariscos frescos.Huevos.FrutasVerduras, hortalizas y legumbres. Soja.Arroz, maíz y tapioca (harina y almidón).
Azúcar. Miel.Aceite. Margarina.Sal, vinagre, pimienta, levaduras sin gluten , colorantes.
Café y té natural (no instantáneos), manzanilla, poleo, yerba.
Bebidas carbónicas
Importante: Se sobreentiende que todos estos alimentos están permitidos en su estado natural pero no en conserva. Con ellos puede cocinarse, preparar salsas y combinar entre sí. Para ayudarnos podemos recurrir a las asociaciones celíacas que controlan estos productos para obtener así una alimentación segura, pero siempre consulte a su clínico y para mejor seguimiento de esta enfermedad a un gatroenterólogo .
Diabetes
Se trata de una enfermedad crónica que afecta al 6% de la población. Aparece debido a que el páncreas no fabrica la cantidad de insulina que el cuerpo humano necesita, o bien lo que fabrica es de una calidad inferior. La insulina es una hormona que transforma en energía los azúcares contenidos en los alimentos. Cuando falla, origina un aumento excesivo del azúcar que contiene la sangre (hiperglucemia).
Las posibilidades de contraerla aumentan a medida que una persona se hace mayor, por lo que en aquellos de más de setenta años la padece alrededor del 15%. Sin embargo, se trata de un problema de salud serio que puede afectar a la mujer en cualquier momento de su vida. Además, en este caso tiene características especiales porque puede afectar la salud de la madre y sus futuros hijos.
Desde un punto de vista sanitario, es esencial educar a los pacientes para que controlen su diabetes de forma adecuada, ya que puede acarrear otras enfermedades, como: enfermedades cardiovasculares, neurológicas, retinopatía (afección ocular que puede conducir a la ceguera) o nefropatía (enfermedad del riñón).
El riesgo de enfermedades cardiacas, la complicación más común de esta afección, es más elevado en la mujer. Con respecto a los diabéticos que han sufrido un ataque al corazón, la población femenina tiene tasas de supervivencia más bajas y menor calidad de vida que la masculina.
Hay dos tipos principales de diabetes. El tipo I, dependiente de la insulina (personas que se deben inyectar insulina para poder vivir), a veces se le llama diabetes juvenil, porque normalmente comienza durante la infancia (aunque también puede ocurrir en adultos). Padecen este tipo menos del 10% de los afectados por la diabetes.
En el tipo II, que surge en adultos (a partir de los cuarenta años de edad), el cuerpo sí produce insulina, pero no la suficiente o no puede aprovechar la que produce. Entre un 90% y un 95% de las mujeres con diabetes sufren de este tipo.
Como no existe una cura para la diabetes, es imprescindible controlar este desorden de esta manera: mantener los niveles de glucosa en la sangre lo más cercanos posible a los normales. Ello es posible mediante las siguientes medidas básicas: una dieta planificada, actividad física, toma correcta de medicamentos y chequeos frecuentes del nivel de azúcar en la sangre.
La meta de la dietas será por un lado controlar la concentración de glucosa, y por otra ayudar a controlar y reducir su peso. Los diabéticos deben regular de forma cuidadosa el consumo de hidratos de carbono (azúcar y almidones), grasas y proteínas.
Deben evitar el consumo de azúcares, tales como pasteles, tartas, bombones o bebidas dulces. Es conveniente incluir en la dieta alimentos ricos en fibra, como el pan de trigo y centeno, frutas y vegetales. Además, como las bebidas alcohólicas tienden a agravar la diabetes, se debe limitar el consumo de estas bebidas. Además el alcohol es una fuente de calorías concentrada, y su consumo puede complicar el control del peso.
Belleza y Salud