Mantener el peso ideal no siempre resulta fácil, porque no todos se adaptan a la obligación de calcular continuamente las calorías en la distribución diaria de los alimentos. Pero tenemos la oportunidad de seguir la dieta disociada, que evita los numerosos inconvenientes de una dieta calóricamente controlada y permite una mayor libertad de elección.
La dieta disociada no se basa en la limitación de la cantidad de alimentos, sino en su distribución en las veinticuatro horas del día. Es una tendencia dietética muy extendida en todo el mundo que se basa en no tomar juntos en la misma comida los Hidratos de Carbono (arroz, maíz, pasta, patatas, pan, boniatos, tapioca o cualquier otro cereal) y la Proteína (carne, pescado, huevos, queso, leche, yogur, gluten o seitán, tofu, tempeh, soja, levadura de cerveza, alga espirulina, frutos secos, lentejas, garbanzos o cualquier tipo de legumbre o poroto).Las dietas disociadas se basan en que cada uno de estos grupos de alimentos requiere un PH diferente en el estómago para digerirlos bien y asimilar adecuadamente los nutrientes.
El desayuno puede ser libre o sólo de fruta y el almuerzo es una comida hiperglucídica en la que se permite el consumo a voluntad de pan, pastas, arroz, patatas, farináceos, azúcares y legumbres, excluyendo totalmente los alimentos hiperproteicos como carnes, pescados, huevos, leche y quesos. La cena, hiperproteica, debe ser exactamente lo contrario, es decir están permitidos en ella a voluntad carnes, pescados, huevos, leche y quesos, y totalmente prohibidos los hidratos de carbono como pastas, pan, arroz, patatas, farináceos, azúcares y legumbres.
No se puede invertir el orden, es decir comer para desayunar lo que está permitido para la comida y viceversa.
Una cena rica en hidratos de carbono es perjudicial para una buena funcionalidad hepática, puede contribuir a aumentar los valores de colesterol, de los ácidos grasos y de la lipemia, puede dificultar el reposo nocturno y ser responsable de pequeños malestares matutino, una boca pastosa, lengua sucia, mal aliento, cefalea y cansancio.
Como toda dieta, no ofrece garantías en lo referente a una eventual recuperación de peso, en la medida en que dicha dieta es distributiva, no cuantitativa, es decir impone una distribución de los alimentos a lo largo del día, pero deja libertad en cuanto a la cantidad.
La dieta disociada, seguida con precisión, puede ofrecer resultados satisfactorios: quienes deben mantener el peso pueden así no ganarlo y quienes han fracasado con otras dietas pueden adelgazar en razón de unos 70-80 g al día, es decir unos 2,5 kg. al mes.
La fruta, como norma, siempre fuera de la comida. Sólo la manzana y la pera se consideran neutras y se tolera que de vez en cuando se tome después.Como norma es mejor no mezclar diferentes tipos de fruta. Si lo hacemos intentar no mezclar frutas dulces con ácidas.
Los alimentos grasos, como los yogures y los frutos secos, combinan bien con todo y pueden tomarse con lo que sea.