Notas Importantes

La meditación reduce males cardiacos

La meditación trascendental logró reducir casi 50% el riesgo de muerte, infartos y derrames en enfermos del corazón.
Los enfermos del corazón que practican meditación trascendental pueden reducir en casi 50% su riesgo de infartos, derrames cerebrales y muerte.
Ésa es la conclusión de un estudio financiado por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos presentado durante la conferencia anual de la Asociación Estadounidense del Corazón que se realiza en Orlando, Florida.
En el estudio de nueve años -llevado a cabo en el Colegio Médico de Wisconsin y la Universidad Maharishi en Iowa- participaron 201 individuos afroamericanos de una edad promedio de 59 años que sufrían arteriosclerosis (estrechamiento de las arterias).
A la mitad de los participantes se les asignó la práctica de meditación trascendental, que consiste en reducir el estrés por medio de la relajación y la respiración.
El grupo debía meditar 20 minutos dos veces al día.
El resto de los individuos recibió clases para mejorar su salud y para cambiar los factores de riesgo tradicionales, como la modificación de la dieta y el ejercicio.
Todos los participantes siguieron tomando sus medicamentos y recibiendo atención médica estándar.
Menos hipertensión
Después de nueve años, los investigadores descubrieron que el grupo de meditación había logrado una reducción de 47% en el riesgo de infartos, derrames cerebrales y muerte, comparado con el resto de los participantes.
Además de esa reducción, los científicos también encontraron en el grupo de meditación una disminución importante (5 mmHG) en la presión arterial y una reducción del estrés psicológico de algunos participantes.
Según el doctor Robert Schneider, principal autor del estudio y director del Centro para Medicina Natural y Prevención de la Universidad Maharishi, "estudios en el pasado ya habían mostrado los beneficios de la meditación trascendental en la presión arterial y el estrés, independientemente del origen étnico de la persona".
"Pero éste es el primer estudio controlado que muestra que la práctica a largo plazo de este programa de reducción de estrés reduce la incidencia de eventos clínicos cardiovasculares, como infartos, derrames cerebrales y mortalidad".
Tal como expresa el científico, el efecto que mostró la meditación trascendental en este estudio fue como si se hubiera descubierto una nueva familia de fármacos para la prevención de enfermedades del corazón.
"En este caso -dice el investigador- los nuevos medicamentos de derivan de la propia farmacia interna del organismo estimulados por la práctica de la meditación trascendental".
Beneficios
Ingrid Collins, psicóloga del Centro Médico de Londres afirma que "no me sorprende que un cambio como éste en la conducta tenga beneficios enormes tanto emocional como físicamente".
"La energía física y la emocional existen como un proceso continuo y cualquier cosa que nos afecte físicamente afecta nuestras emociones y viceversa".
Otros expertos, sin embargo, afirman que aunque los resultados son importantes ahora será necesario llevar a cabo más investigaciones con otras poblaciones para confirmar que la meditación trascendental puede tener un impacto en la vida de todos los pacientes cardíacos.
El estudio fue financiado con una beca de US$3,8 millones de dólares del Instituto Nacional de Corazón, Pulmón y Sangre de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos.
Según la Asociación Estadounidense del Corazón tan sólo en ese país ocurren cerca de 1,5 millones de infartos cada año, es decir, un infarto cada 34 segundos.
Y las enfermedades coronarias se convirtieron ya en la principal causa de muerte en el país.
La meditación trascendental fue introducida por primera vez al público en 1955 por el Marahishi Mahesh Yogi.
La Fundación Maharishi afirma que esta práctica es un programa para el desarrollo de la conciencia y los cursos para aprender la técnica original sólo están disponibles a través de la fundación.

Las dietas bajas en grasas mejoran el humor

Hacer dieta generalmente se asocia con esfuerzo, sacrificio, hambre y –por ende- mal humor. Sin embargo, un grupo de investigadores encontró que los regímenes que tienen un bajo contenido en grasas mejoran el humor de quienes lo realizan.
(www.neomundo.com.ar)
Hacer dieta generalmente se asocia con esfuerzo, sacrificio, hambre y –por ende- mal humor. Sin embargo, un grupo de investigadores de Australia encontró que los regímenes que tienen un bajo contenido en grasas mejoran el humor de quienes lo realizan. Por el contrario, los planes que disminuyen los carbohidratos ayudan a bajar de peso pero no generan más sonrisas.
Hoy en día constantemente se diseñan y estudian nuevos tipos de dietas para lidiar con la epidemia de sobrepeso y obesidad. Y con coquetería masculina y femenina. Muchos programas, como la famosa Dieta Atkins, se basan en la restricción en la ingesta de hidratos de carbono y un alto consumo de proteínas y grasa. Este desbalance nutricional genera diversos cambios metabólicos, entre ellos la liberación de cuerpos cetónicos al torrente sanguíneo.
Estas moléculas se producen en el hígado y sirven para suministrar energía al corazón y al cerebro solamente en casos especiales, como una baja en el nivel de azúcar en sangre (hipoglucemia) o tras un largo ayuno.
Como las dietas que disminuyen la ingesta de carbohidratos generan una situación metabólica particular, el organismo los libera y como consecuencia se logra un descenso en la grasa corporal.
Sin embargo, muchos médicos cuestionan su utilización porque aseguran este mecanismo trae algunas consecuencias capaces de afectar la salud. Además, sostienen que -a largo plazo- no son mejores que las dietas tradicionales para bajar de peso y mantenerse delgado.
Mientras la polémica continúa, los investigadores australianos se abocaron a comparar ambos tipos de programas (los que insisten en alimentos bajos en carbohidratos y los que reducen las grasas), para ver cuán efectivos son para bajar de peso y mejorar el estado de ánimo de las personas.

La dieta de la sonrisa

Para esto, se trabajó con un grupo de voluntarios con sobrepeso u obesidad, de alrededor de 50 años. Durante 12 meses, la mitad del grupo siguió una dieta restringida en grasas mientras que el resto adoptó un plan con escasos carbohidratos.
En todo este período se realizó un seguimiento detallado de distintos aspectos de su salud, como el descenso en el peso, las funciones cognitivas (como la memoria o el aprendizaje), el estado de ánimo y el bienestar general.
Al concluir el año de estudio se observó que -en promedio- todos habían perdido la misma cantidad de kilos. Las funciones cognitivas también permanecieron iguales, pero la gran diferencia se observó en el humor.
En los primeros dos meses los voluntarios de ambos grupos se volvieron más alegres, pero a largo plazo la situación fue distinta. Mientras que las personas que siguieron la dieta baja en carbohidratos vieron como su estado de ánimo decaía, los voluntarios que cumplieron el régimen con escasas grasas mantuvieron el buen humor.
Los investigadores consideran que si las dietas con pocos carbohidratos afectan negativamente el estado de ánimo de la persona que la sigue, entonces esto –posiblemente- bloquee los efectos positivos que logra a la hora de bajar el peso.


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